Religión...

Domingo por la tarde, delicioso café y un libro me acompaña, técnicamente no es un libro, un kindle me acompaña. En él "Mi religión" de Mahatma Gandhi ocupa la pantalla, no ha cambiado, lleva ahí unos días, una semana tal vez, sin duda en espera de ser terminado, pero a penas estoy descubriéndolo, 10% marcaba a esa hora la barra de progreso.

48 minutos después, una taza vacía y 1 galleta menos en el inventario del local, aparecía un 27%; una simple operación aritmética nos dice que avancé un 17% del libro, o prácticamente una quinta parte. Nada representativo, ¿Verdad?, a no ser porque en esas cuantas líneas encontré mi pensamiento escrito. Quién, cómo y por qué ha escrito aquello que, al menos eso pensaba, es tan mío.

Abandoné el sentimiento de enojo, causado por semejante plagio, en cuanto revisé la fecha de publicación del libro, inicios del siglo anterior; esas ideas y visión del mundo llegaron a mi hace, no más de 8 años, más aún, apenas cumpliré 25 años aquí, con ustedes. Pero no había duda, si alguna vez hubiese obedecido  aquel impulso que me animaba a escribir sobre religión, sería una paráfrasis de esas líneas.

Recorrimos el mismo camino, jamás me sentí a gusto con los católicos, las aburridas misas y todo el ritual que conllevan, levántate, siéntate, estrecha las manos, repite, completa las oraciones, aprende de memoria y dilo, no importa si entiendes aquello que dices. Pasé por, según él, el Sahara del ateísmo y al final encontré a Dios siguiendo mi razón e intuición.

Si me preguntan sobre mi religión el pensamiento que surge es ninguna, sin embargo, vivo en una sociedad eminentemente católica, mi familia y la mayor parte de mis conocidos lo son, a pesar de las cosas que me desagradan puedo decir que formo parte de ellos, aquí me tocó vivir y soy católico, si hubiera nacido en Arabia, con todas seguridad sería musulmán.

Aquellos que me conocen saben perfectamente que mi mente es muy abierta, no creo en las verdades absolutas y mucho menos en los errores, equivocaciones, pecados... cualquier barrera que se le ponga al pensamiento. Esto mismo me lleva a respeta cualquier religión, costumbre o creencia que cruce mi vida, sin duda todas tienen un parte de la verdad.

No todos vemos la misma parte de la película llamada vida, cada quien, en su fracción, descubre algo y lo hace suyo, lo importante es aceptar que existen cosas más allá y que tenemos entendimiento, acompañado de raciocinio, para discernir sobre aquello que debemos aprehender, sí con h, y aquello que debemos dejar ir. Existen cosas buenas y malas en los cristianos, católicos, musulmanes, hindúes...

Desde muy joven tuve una gran curiosidad por otras culturas, he leído textos de muchas partes del mundo y con todo tipo de ideas; Taoístas, Vedas, Musulmanes, la Biblia, filosóficos, agnósticos, materialistas... Lo cierto es que de todos aprendí y ninguno me dio una verdad absoluta. No me gusta etiquetar personas, llamarte católico, negro, fresa, ñoño, sabio... es mutilarte, tú eres eso, tú. Y con esto hay tantas religiones como personas existen, a pesar de las convenciones nadie percibe a Dios de la misma manera.

Debiera ser obligación de todos el ser inconformes, el dudar, el pensar, el debatir; el camino a Dios es el camino a la verdad y la clave para una vida feliz es avanzar en dicho camino, nadie ha llegado a la meta, quizá nadie llegará, por si solo, pero la semilla que se siembra crece, algunas semillas se han llamado Jesús, Mahoma, Lao Tse, Gandhi, Buda, Nietzsche...

Unas horas después de éstas reflexiones y otras que están por escribirse me encuentro recostado, mi fiel compañera en mis piernas, la TV y su ruido que me acompaña... estoy cansado y es momento de tomar uno de esos pequeños placeres mundanos, tan deliciosos, ese sinsentido que pudiese ser el mejor objetivo de alguien sin objetivos, dormiré, esta historia continuará.